Para muchos, el robot aspirador y autónomo es el primer paso para entrar en el mundo de las smart homes. Sin embargo, el concepto de casa conectada que tanto impacto ha tenido en el mercado de los últimos años va mucho más allá: incluye sensores, automatizaciones prácticas y disponer de mucha información de nuestro hogar con la que poder tomar las mejores decisiones.
La casa conectada es mucho más que programar el robot aspirador. Siendo este el primer paso, una verdadera smart home nos permitirá controlar la calefacción y refrigeración desde el smartphone, comprobar las cámaras de seguridad o incluso disponer de un mecanismo de alertas y alarmas ante hechos imprevistos. Y esto son solo algunos de ejemplos de todo lo que podemos hacer.
¿Por qué el hogar conectado?
El hogar conectado llegó en el s.XX a raíz, por un lado, del enorme crecimiento de la tecnología como elemento social, ya arraigada en prácticamente el mundo entero; y por otro, del Internet de las Cosas y de la conectividad permanente.
Una smart home busca la eficiencia y la eficacia. Hace que muchas de las tareas que realizamos en nuestro día a día puedan ser automatizadas u optimizadas, con las consecuentes mejoras que esto implica en términos de comodidad, seguridad, ahorro energético u otros factores.
Aunque algunos expertos indican que el IoT es un nuevo concepto en la domótica —entendiendo por domótica a los sistemas capaces de automatizar una vivienda o edificación de cualquier tipo—, este está siendo mucho más amplio debido a las nuevas invenciones que, año tras año, van ocupando el mercado. Esto, sumado a las capacidades que nos brindan los smartphones como elementos siempre conectados desde la palma de nuestra mano, abren un sinfín de posibilidades cuyo límite está aún por desvelarse.
En el hogar conectado, por ejemplo, es el usuario el que pasa a tener la información y la capacidad de gestionarla. Este aspecto es el más importante, pues nos permitirá tomar decisiones que antes eran impensables; por ejemplo, definir reglas de seguridad en tiempo real, estemos donde estemos, a través de sensores de puertas y ventanas, o ajustar la calefacción o climatización justo cuando la vayamos a necesitar.
Hay otro aspecto muy importante que es el relativo al ahorro energético. Podemos crear mecanismos automáticos con los que activar la calefacción justo en el momento en el que salgamos del trabajo, o programar el encendido y apagado de luces según horario o según nuestra ubicación.
Para estas y muchas otras cuestiones son muy útiles herramientas como IFTTT, un servicio que es compatible con los productos de SPC y con su app SPC IoT. A través de él podremos crear y programar acciones para automatizar ciertas tareas, como por ejemplo notificarnos cuando se den ciertos eventos, o encender automáticamente las luces cuando nos estemos acercando a casa. Usarlo es muy sencillo y sus posibilidades son infinitas.
Además, también es necesario mencionar que el coste mejora año tras año. La tecnología que inicialmente era difícilmente accesible a nivel económico ha ido bajando su precio, y ahora por unos pocos cientos de euros podemos incorporar decenas de dispositivos conectados que nos ayudarán a transformar nuestra casa en un hogar conectado.
Los primeros electrodomésticos «inteligentes»
En los años 80 y sobre todo 90, el crecimiento de la tecnología —y especialmente la llegada de los ordenadores al hogar— trajo consigo la automatización de ciertas tareas en el hogar. Mecanismos de climatización, sistemas de apertura y cierre automático de persianas, o luces inteligentes hicieron sus primeras apariciones, primero en casas exclusivas y con un coste de implementación muy elevado que solo unos pocos early adopters eran capaces de sufragar, y luego en unos cuantos —aunque no demasiados— hogares más.
El funcionamiento de estos sistemas era muy primitivo: uno o varios sensores que, siguiendo ciertas reglas del usuario, activan o desactivan un sistema. El concepto de climatizador hace que, cuando la temperatura se sitúe por debajo de un cierto umbral, se active la calefacción.
Estos mecanismos, más que inteligentes se pueden definir como automáticos y, en cierto sentido, autónomos, pues pueden trabajar de forma independiente a las acciones del usuario. No disponían de conexión a Internet, y mucho menos nos podían enviar información en tiempo real a nuestro teléfono.
Los robots aspiradora abrieron una nueva brecha en el mercado. Un producto muy deseado por los consumidores, que inicialmente era, como decíamos, más automático que inteligente, pero que en las últimas versiones ya está introduciendo capacidades de aprendizaje. Por ejemplo, ya son muchos los modelos de robots aspiradora que pueden escanear la planta de la casa para aprender y optimizar el recorrido de cara a futuras limpiezas. Es la Inteligencia Artificial aplicada a la limpieza del hogar.
Pero lo que de verdad lo ha cambiado todo han sido los smartphones, que nos permiten controlar casi cualquier cosa desde la palma de la mano, y desde cualquier lugar del mundo.
Desde nuestro teléfono podemos recibir información de enchufes inteligentes, luces, o todo tipo de sensores conectados a la red WiFi de nuestro hogar, y en ese mismo instante tomar las decisiones que creamos más correctas con nuestra comodidad como fin.
El objetivo del hogar conectado es hacer nuestras vidas más fáciles, ahorrar tiempo y también dinero. Las empresas ya están ahorrando mucho dinero implementando soluciones IoT, y estos beneficios llegarán tarde o temprano de forma masiva al ámbito doméstico.
Lo fácil que es convertir tu casa en ‘smart’
La realidad es que en el hogar conectado, con muy poco se puede hacer mucho. Hablábamos antes de IFTTT como una herramienta que proporciona rápidos, completos y complejos resultados con unas pocas reglas que cualquiera podría hacer. Son cientos los servicios compatibles y son miles las ‘recetas’ que usuarios de todo el mundo han creadopara sus dispositivos, y que comparten para que cualquier interesado pueda aprovecharlas.
Pero además de la automatización de servicios y tareas, un aspecto fundamental es que el hogar conectado nos permite a nosotros, los usuarios, disponer de la información y, una vez conocida, tomar decisiones que en algunos casos pueden ser críticas. Por ejemplo, SPC cuenta en su catálogo con sensores que nos alertan ante peligros tales como la apertura no deseada de puertas o ventanas, ante el movimiento en una localización, o incluso ante una fuga de agua. Todos ellos emiten una alerta a nuestro teléfono móvil que nos permitirá reaccionar al instante.
También existen cámaras de seguridad conectadas —que podemos visualizar en cualquier momento del día desde nuestro teléfono— o enchufes y regletas conectadas. A estas últimas es muy útil conectar un dispositivo sin conexión a Internet, llamémoslo tradicional, para poder establecer horarios de encendido o para desconectarlo estando fuera de casa. Por ejemplo, una olla eléctrica de cocción lenta habitualmente llamadas Crockpot o slow cooker, que podemos activar desde el trabajo para que al llegar a casa tengamos la comida lista.
Otro de los aspectos clave del hogar conectado es la iluminación, donde tanto sistemas basados en bombillas individuales como en tiras LED tienen su hueco. De nuevo, podemos hablar de una automatización de los sistemas de luces (por ejemplo enciéndelas a la hora de la puesta de sol) o de optimizar los consumos (a través del smartphone, enciéndelas cuando esté a menos de 50 metros de llegar a casa).
Las posibilidades son (casi) infinitas, y como muestra hay dispositivos conectados de lo más dispar. Por existir, existen incluso los difusores de aromas para poder tener un olor agradable siempre que lo necesitemos.
Por último, muchos usuarios simplemente no contemplan pasarse al hogar conectado porque piensan que es necesario hacer una importante reforma en la vivienda. Mucho más lejos de la realidad. Como acabamos de ver, fabricantes como SPC se encargan de poner a nuestra disposición todo tipo de pequeños dispositivos que son tan fáciles de instalar como enchufar y listo, y además nos evitan realizar una inversión inicial fuerte. Cuentan también con distintos tipos de kits que nos facilitan el proceso, en función de lo que queramos conseguir —iluminación, seguridad, etc—. Ya no es necesario ‘tirar la casa por la ventana’ para que convertir tu casa en conectada.
Fotos | iStock/diego_cervo