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Las centralitas de alarmas con conexión WiFi o SIM son cada vez más frecuentes en los domicilios. Son una alternativa de coste bajo frente a la cuota mensual de un servicio de vigilancia y, además, son fáciles de instalar, usar y gestionar desde el teléfono móvil incluso para los usuarios menos formados. Aquí un servidor de estos últimos.

Hace una semana me llegó el kit de seguridad de SPC, compuesto por Interceptio (centralita, sensor de movimiento y sensores para ventana) más una cámara 360º llamada Teia cuya estética futurista llama la atención. Esta es mi experiencia de uso con una centralita de alarmas y sus diferentes gadgets, ampliables mediante otros packs o adquisiciones por separado hasta lograr sensorizar todo el hogar.

¿Dónde instalo el sensor de movimiento?

Abro la caja del Interceptio y, tras desempacar la centralita (una plataforma plana con botones), extraigo el sensor de movimiento. Es muy similar al que encontramos en lugares públicos para encender la luz cuando pasamos, o en espacios con videovigilancia. Antes de ponerme a conectar la centralita me pregunto dónde será más efectivo el sensor de movimiento.

Como la mayoría de las viviendas, mi domicilio tiene una única puerta principal que da a un pasillo al que están conectados el resto de estancias, un pequeño hall rectangular al que se conectan el resto de puertas; aunque tiene la particularidad de que estudio (segunda habitación) y salón están conectados.

Pero lo importante es que al pasillo dan todas seis puertas (cocina, dormitorio, baño, estudio, salón y puerta de entrada), por lo que parece coherente colocar el sensor de movimiento en él, pegado en el marco de la puerta. De este modo detectará la apertura de la misma, así como cualquier movimiento entre habitaciones en caso de que alguien entre por una ventana y le dé por recorrer la casa. El resultado final tras la instalación en su ubicación es este:

Este sensor concreto funciona con dos pilas AA de fácil sustitución, y tiene un botón en la base para ser conectado a la centralita. Vamos a por ella.

Cómo se instala una centralita de alarmas

Una vez instalado en su lugar el primero de los sensores, vamos a ver si funciona con normalidad. La centralita viene con un cable de carga y necesita una de dos: conexión WiFi o tarjeta SIM. De momento lo conectaré al router de la casa, y ubicaré la centralita junto a él (está algo escondido) en lugar de dejarla en plena entrada. De este modo, si alguien entra, tendrá que buscar un poco mientras suena el pitido que indica la intrusión.

Una vez cableada y encendida, toca conectarla al módem y a mi teléfono móvil. Para ello me descargo la aplicación SPC IoT del market y me registro (email y contraseña, nada complicado). Luego accedo y elijo “Añadir un dispositivo” y pulso sobre “Alarmas”. Como puede verse, esta aplicación soporta todo tipo de dispositivos inteligentes de SPC y nos permite, desde un único gestor, controlarlos todos.

Tras unos segundos la centralita SPC Interceptio se conecta al WiFi, y por tanto a mi móvil. Ahora ya puedo configurar su comportamiento. Por ejemplo, podemos elegir entre tres modos de trabajo:

● Modo doméstico, con los detectores en alerta salvo aquellos que configuremos como Modo hogar. Es interesante cuando estamos en casa pero queremos saber si alguna ventana o puerta está abierta.

● Armado, con todos los detectores en alerta. Es la configuración por defecto si salimos de casa.

● Desarmado. Salvo algunos detectores seleccionados, el resto estarán apagados. Ideal cuando estamos en casa y de limpieza, abriendo y cerrando ventanas, o tenemos visita.

El sistema incorpora un gran número de opciones tales como la programación horaria para el Armado/Desarmado, cambiar el tiempo de retardo para activar la centralita manualmente y que te dé tiempo a llegar a la puerta, o modificar los códigos de acceso. También todo aquello relacionado con el sonido a reproducir.

Hago la prueba pulsando el modo Armado y paso por el pasillo. De inmediato la centralita empieza a pitar como loca, y una alarma salta en mi teléfono móvil. Alerta de movimiento. El sistema funciona, por lo que procedo a conectar el sensor de la ventana. En el pack SPC Interceptio viene una unidad, aunque se pueden adquirir y conectar tantas como ventanas tengamos.

Sensorizando las ventanas de la casa

Con puertas reforzadas, blindadas y acorazadas no es de extrañar que quien busque acceder a nuestra vivienda decida que la ventana es el mejor punto de penetración. Para ello hay sensores de ventana de pequeño tamaño formados por dos piezas. Los pegamos sobre el marco dejando la pieza grande en la pared y la pequeña en el marco que se abre, y tiramos de la pestaña de papel.

Y, en realidad, esa es toda la instalación. Si tenemos la centralita ya colocada en su sitio y activada, el sensor se conectará de forma automática. Ahora cada vez que alguien abra la ventana sin nuestra autorización recibiremos una alerta en el móvil.

En la tercera imagen podemos ver cómo el piloto rojo se enciende al abrir la ventana en modo Armado. No se oye, pero al tiempo la centralita se pone a pitar al detectar la entrada no autorizada. Desde la aplicación SPC IoT podremos configurar qué sensores mantener activos y cuáles desconectar.

Conectando una cámara doméstica

La cámara SPC Teia puede conectarse a la centralita pero también trabajar por su cuenta de forma independiente. Es por ello que la he “escondido” también en la entrada, esta vez mirando hacia la puerta, de modo tal que su giro de 360º pueda captar cualquier otra puerta del pasillo.

En la fotografía, Teia es el globo grisáceo con el led junto al cactus. Al igual que dispositivos como el altavoz, al otro extremo de la mesa, da el pego como elemento decorativo. Una vez conectado al cable USB que trae, enlazo la Teia vía app como ya hice con la centralita.

¿Qué hacen dispositivos como Teia?

Ahora puedo ver en remoto qué ocurre en mi domicilio, así como operar la cámara a lo largo de esos 360º, hacer fotografías, programar vídeos, captar el sonido ambiente e incluso reproducir sonido desde la distancia. Esto último es interesante si tenemos mascotas, ya que podremos tanto verlas como escucharlas y hablarlas.

Como ya ocurriese con el sensor de presencia (la cámara tiene otro incorporado), desde la ubicación de la cámara tengo acceso al salón y al estudio, pero también a la escalera del edificio o al baño. Y, de tener un espejo extra en el pasillo (pared amarilla en primer plano en la captura inferior derecha), también podría ver el dormitorio y la cocina reflejados sobre él. Es un truco muy usado en comercios para colocar menos cámaras.

Como se ve en las diferentes capturas, la resolución es suficiente como para pillar a quien entra en casa. Tanto que he tenido que emborronar la cara de mi madre. Hace un par de días pasó a regarme las plantas, y la descubrí porque el Centro de mensajería de la app me enviaba notificaciones cada vez que cruzaba por delante de la cámara. Pude sorprenderla hablándole a través de Teia.

Por suerte le dejé un llavero desactivador de la centralita (abajo). Cuando entró a la casa lo primero que hizo fue acercar este llavero RFID al dispositivo, desactivando la alarma. De lo contrario los vecinos hubiesen oído el aviso.

Para quien se lo pregunte, el tiempo total de instalación de la centralita rondó los 15 minutos, sensores de movimiento y ventana incluidos, y un par de minutos más para la cámara. Con la aplicación SPC IoT conectar aspiradores, iluminación inteligente, sistemas de climatización o enchufes inteligentes, entre otros, es bastante sencillo. Además, no tiene coste de mantenimiento como puede suceder con otro tipo de servicios. Y poder trabajar con entornos IFTTT y sus applets es un placer, aunque eso daría para otra experiencia.

Imágenes | Redacción